Con un enorme respeto a la sabiduría de Leslie Kaminoff y Amy Matthews, hoy siento la necesidad, mientras me hago eco de sus palabras, de compartir parte de lo que leo, con este universo efímero ansiado de acceder a más y más información que le pueda aportar respuestas, sabiduría, entendimiento, comprensión, auto conocimiento, y en el camino, que consiga llegar más cerca de sí mismo que cuando lo empezó.
Tan sólo deteniéndome en frases que forman su Introducción, voy ordenando mis ideas en relación al Yoga, entendido como medio que nos ayuda a alcanzar nuestro propio auto conocimiento, nuestro propio yo, a través de un cuerpo físico. No es algo místico, como ese ser Supremo que está por encima de todas las cosas y en el que hemos de creer a través de una fe ciega, sino algo espiritual, entendido desde la etimología de su traducción del latín, spiritus, que no hace referencia a ningún acto o práctica esotérica, sino más bien a algo bien natural como es nuestra propia respiración, el inicio que da vida al individuo. Entendido así, es clara la relación y complementariedad, hasta llegar a la dependencia del uno versus el segundo. Si no existe uno, el otro desaparece, ya que consideran al yo (que anteriormente siempre había considerado como un fin supremo en sí mismo, el encontrar nuestro propio yo o razón de ser) como parte del organismo humano o cuerpo físico.
Es a través de nuestra práctica (Kriya yoga) que hemos de diferenciar (discernir o swadhayaya) aquello que está en nuestras manos para poder cambiar (tapah) de aquello que no depende de nosotros y por lo tanto no resulta útil preocuparse por ello (isvara pranidhana).
De hecho es lógico pensar, cosa que no resulta tan evidente cuando pasamos a la acción, que si hay algo que perseguimos pero que el conseguirlo no depende de lo que podamos hacer nosotros, sino de terceras personas, hasta que llegue el momento de saber sí lo obtendremos o no, no haría falta gastar energía pensado las múltiples posibilidades o adelantando acontecimientos probables, ya que dicha energía, la estamos dejando de centrar y dirigir hacia nuestros tapah, que a diferencia de los isvara pranidhana, si que requieren de nuestra concentración para llegar a conseguirlos. ¿No es esta idea el proposito de contar con una filosofía de vida basada en la practicidad de nuestras acciones y las consecuencias que se derivan de ellas?
Y aquí es donde entra la importancia de la respiración, o pranayama, que «puede elegir» entre ser automática o voluntaria (tapah o isvara pranidhana).
Así la suma de los movimientos del cuerpo, la respiración y la mente, nos permitirán ir auto conociéndonos en relación a nuestra propia fuerza diferencial vital. Curioso el asemejar el cuerpo humano a un laboratorio que vamos a visitar en detalle mediante la lectura y visualización de ilustraciones que nos irán enseñando las inteconectividades existentes entre las 3 bases de estudio del Yoga. Aquí introduciría que el Yoga no es un deporte, frase que mi profesora Verónica no se cansa nunca de repetir en sus clases, sino una filosofía de vida que nos ayuda a tener una existencia más agradable, sin dependencias que nos estanquen, sin apegos que nos inmovilicen, sin miedos que nos paralicen y no nos permitan continuar nuestro propio camino de autoconocimiento. El Yoga nos ayuda a sacar a la luz aquello que ya tenemos enmascarado en nuestro interior, perspectiva muy socrática, por cierto.
«El cuerpo se puede beneficiar inmensamente de un proceso que le permita pensar con mayor claridad, respirar con menos esfuerzo y moverse con más eficiencia». Me gusta esta frase. Me gusta mucho. Es el fluir individual en estado puro, donde si consigues flotar a la vez que encajas con todo lo que te rodea sin encontrar resistencias, o sin verlas como tales, entras en la misma frecuencia del Universo y realmente te sientes Iluminado por poder encontrar el acople perfecto en cada Presente. Las carencias que vivenciamos como tales, y que nos dejan esa sensación de vacío, es la falta de mirar a nuestro interior para conocer que todo lo necesario para ser feliz, alegre, amar, esta ahí, no hemos de buscarlo, comprarlo, alcanzarlo fuera de nuestros límites físicos. Sólo necesitamos ser conscientes de esos obstáculos que nosotros mismos creamos, para identificarlos y poder actuar (tapah) en su cambio o superación.
Y a partir de aquí toca empezar a hablar de gravedad y sus efectos en los órganos internos, así como que la práctica del Yoga nos acerca a llegar a las fuentes profundas de sostén interno, pero antes de seguir, prefiero volver a concentrarme en la lectura, y ver que puedo extraer de ella.
GRACIAS
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Dedicándome un momento